España renuncia a los F-35: un golpe a nuestra defensa aérea

650 millones de euros. Ese es el presupuesto que el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido no invertir en los cazas F-35 estadounidenses, el avión de combate más avanzado de Occidente. La excusa oficial: razones políticas y evitar comprar armamento a Donald Trump. La realidad: una decisión que compromete gravemente nuestra defensa.

El teniente coronel Francisco Bendala lo dijo claro en este programa: nuestros F-18 están obsoletos desde hace 15 años. En un combate moderno, no durarían dos minutos, ni siquiera frente a la aviación de Marruecos, que se está rearmando con lo último de Estados Unidos.

Esta decisión no es un simple desacuerdo comercial: es poner en riesgo la seguridad de España por puro sectarismo ideológico. La defensa nacional no entiende de amistades políticas; se basa en intereses estratégicos. Y nuestro interés es tener un ejército preparado para disuadir y responder ante cualquier amenaza.

Bendala advierte que, de seguir así, el portaaviones Juan Carlos I quedará reducido a transportar helicópteros porque antes de 2030 habrá que jubilar nuestros aviones actuales. Estamos, literalmente, sin defensa aérea. Mientras tanto, Marruecos gasta 10.000 millones en armamento puntero.

Esto no es solo irresponsabilidad: es una traición a la seguridad de los españoles. No se trata de comprar por capricho; se trata de garantizar que, si mañana surge una amenaza, tengamos los medios para defendernos. Con decisiones así, estamos enviando el peor mensaje posible a nuestros adversarios: que no tenemos con qué responder.