La última traición de Zapatero a Venezuela

Lo he contado varias veces y lo repito: en Venezuela no solo se juega el futuro de un país, sino el de toda Iberoamérica. Y hoy quiero compartir con ustedes lo que considero la última traición de José Luis Rodríguez Zapatero al pueblo venezolano. Ojalá sea la última, porque ya son demasiadas.
Les explico. Edmundo González, el verdadero ganador de las elecciones en Venezuela, fue presionado para salir del país. Lo hizo con la ayuda de Zapatero, que le obligó a firmar una carta vergonzosa en territorio español, en nuestra propia embajada. Todo con la complicidad del hermano de Delcy Rodríguez. Una operación indigna, suficiente para que alguien terminara ante una Corte Penal Internacional, aunque aún no ha sucedido.
Edmundo González vive en Madrid, esperando que su país recupere la democracia. Y aquí, en su propia casa, Zapatero se presentó junto a un personaje siniestro: el general Miguel Rodríguez Torres, exministro del Interior, fundador de la temida cárcel conocida como La Tumba, un centro de tortura bajo tierra en Caracas. Allí se quebró la vida de cientos de jóvenes.
Zapatero y Rodríguez Torres llegaron a decirle a Edmundo: “Nosotros somos la transición”. Querían su bendición para colocar a este general como presidente de un supuesto gobierno provisional tras la salida pactada de Maduro. La excusa era evitar un derramamiento de sangre y frenar una “colonización” de Venezuela por parte de Estados Unidos. En realidad, el objetivo era otro: mantener intacto el negocio, la estructura chavista y la droga.
Edmundo reaccionó como debía: con educación, los acompañó hasta la puerta y los echó de su casa. Ni una palabra más. Pero cuidado: el plan no ha terminado. Zapatero y el general siguen insistiendo. Y tienen apoyos internacionales, incluso en el entorno de Donald Trump, con nombres como Richard Grenell, que ven en este “neochavismo” una opción para negociar petróleo y evitar conflictos militares.
Quiero que quede claro quién es Rodríguez Torres. No lo digo yo: víctimas como Dulce Bravo lo han denunciado por torturador en tribunales españoles. Ella misma relató cómo fue secuestrada, encapuchada, torturada y después interrogada por él en persona. No es un rumor. Es un hecho. Ese es el hombre que Zapatero quiere sentar en la presidencia de Venezuela.
Hay héroes anónimos que han informado a altos mandos estadounidenses de lo que realmente pretende este plan. Gracias a ellos, hoy puedo decir que no todo está perdido. Pero la amenaza sigue viva. Y mi deber es denunciarlo, para que el mundo sepa que no podemos permitir un simple cambio de cromos entre dictadores.
El pueblo venezolano merece libertad, no un relevo controlado.
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