Trump quiere presenciar desde la sala de crisis el ataque al cártel de Maduro

Lo he dicho muchas veces y hoy lo repito con más claridad: Donald Trump es el único líder occidental que se ha atrevido a enfrentarse al narcotráfico internacional que sostiene a Nicolás Maduro y que financia a parte de la izquierda europea.
Por eso pregunto: ¿para cuándo una disculpa de todos los periodistas, políticos y analistas que le llamaron loco, autoritario o peligroso?
¿Para cuándo una disculpa a un hombre que ha conseguido la paz en Gaza y que, además, será el único que nos saque las castañas del fuego en España a través de Venezuela?

He visto a esos mismos medios que ahora callan publicar portadas enteras acusándolo de poner en riesgo a Estados Unidos, de hundir Europa en aranceles o de representar una amenaza mundial.
Pues bien, el único que está desmantelando el narco venezolano y su financiación en España es Trump, no la OTAN ni Ursula von der Leyen.
Ya va siendo hora de reconocerlo.

Fuentes cercanas a la inteligencia norteamericana me confirman que Donald Trump dio hace una semana el permiso para iniciar la operación de extracción del Cártel de los Soles, la estructura que sostiene económicamente al régimen de Maduro.
Trump pidió algo insólito: presenciar en directo el ataque desde la “sala de crisis” situada bajo la Casa Blanca, la misma desde la que se coordinan las grandes operaciones militares de Estados Unidos.

Esa petición personal podría haber retrasado el inicio unos días. Pero ahora, con su viaje a Egipto e Israel ya terminado, nada impide que la operación se ponga en marcha.
El Pentágono tiene localizados los búnkeres de cada líder del cártel, los hangares donde se almacena la droga y los laboratorios donde se fabrica. Algunos están ocultos en la selva; otros, bajo cuarteles militares.
Los objetivos son tres: laboratorios, almacenes y refugios de los jefes del cártel.

El ataque se desarrollará de forma simultánea y podría producirse en cuestión de horas o días, tan pronto como Trump esté presente en la sala y dé su visto bueno.

Pero hay más.
El 29 de octubre se celebra en Nueva York el juicio clave de Hugo “El Pollo” Carvajal, antiguo jefe de inteligencia chavista. Ese día conocerá su sentencia —cadena perpetua por narcotráfico—, pero antes presentará nuevas pruebas para intentar reducirla.
Entre ellas, documentación que demostraría las conexiones del Cártel de los Soles con Europa y España, incluyendo pagos a políticos, eurodiputados y proyectos en Bolivia, Brasil, Nicaragua y Colombia.

Carvajal, aseguran, tiene pruebas de cómo Zapatero y Podemos participaron en una red internacional para promover gobiernos de izquierda financiados por Caracas mediante dinero del narcotráfico.
Bolivia se ocupaba de la cocaína; Venezuela de la logística política; Cuba de la inteligencia y el control del relato.
Un entramado que habría comprado presidencias, manipulado elecciones y pagado a periodistas para sostener el negocio global de la droga.

Y concluyo como empecé:
bendito Donald Trump, porque sin él nada de esto estaría sucediendo.

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