Educación sexual en TVE: ¿formación o adoctrinamiento infantil?

RTVE, la televisión pública que pagamos todos, ha dado un paso más en su agenda ideológica: introducir contenidos de educación sexual explícita dirigidos a menores, sin matices ni debate previo. Lo que antes era terreno de los padres y del ámbito educativo, ahora se expone en prime time, con recursos audiovisuales diseñados no para informar, sino para influir.

En Castillón Confidencial se lanzó la pregunta incómoda: ¿estamos informando o adoctrinando? Porque el contenido emitido no se limitaba a hablar de higiene, prevención o desarrollo. Incluía conceptos ideológicos complejos, lenguaje de activismo LGTB y normalización de prácticas sexuales no aptas para todas las edades, presentado con estética infantil y tono blando.

El problema no es solo lo que se dice, sino cómo y a quién se dirige. ¿Por qué RTVE decide que eso debe enseñarse en televisión abierta y no en el aula, con profesionales cualificados y el consentimiento de los padres? ¿Quién decide qué es “educación sexual integral” y qué es manipulación precoz?

El Gobierno dice que se trata de inclusión y progreso. Pero la realidad es que se está desplazando a las familias del derecho a educar a sus hijos en materias sensibles, y se está utilizando el altavoz de una televisión pública para imponer una visión ideológica única sobre la sexualidad.

Y lo más grave: no se trata de una campaña aislada. Es parte de un discurso más amplio en el que la infancia se convierte en blanco político, donde el lenguaje emocional sirve para desactivar cualquier crítica, y donde oponerse no te convierte en discrepante… sino en “retrógrado”, “facha” o “enemigo del progreso”.

Desde Castillón Confidencial, el mensaje fue claro: hablar de sexo no es el problema. El problema es quién lo hace, cómo lo hace y con qué intención. Y, sobre todo, que lo haga un medio financiado con nuestros impuestos, sin transparencia, sin debate y sin respeto a la pluralidad educativa.